Para seguir este plan, debes ser capaz de correr 15 minutos sin detenerte. También es recomendable haber hecho un chequeo con tu médico para asegurarte de que no tienes ninguna contraindicación médica para correr.
Todos los entrenamientos comienzan con 10 minutos de marcha activa para calentar el cuerpo suavemente. Terminan con 5 minutos de marcha lenta para facilitar el regreso a la calma. Los períodos de marcha también ayudan a aumentar la duración total del esfuerzo.
En este programa, no importa la velocidad a la que corras. Lo que es fundamental es mantener una respiración cómoda. Siempre debes ser capaz de hablar mientras corres.
Las sesiones terminan siempre caminando. Esto aumenta el tiempo de esfuerzo sin aumentar la tensión en las articulaciones. Caminar también permite calentar de forma gradual y volver a la calma.
Durante tus sesiones, durante el tiempo de carrera, siempre debes poder hablar. Lo que cuenta es el tiempo de esfuerzo y no la velocidad.
Después de haber aumentado el tiempo de carrera, reducimos el tiempo de descanso. ¡No corras demasiado rápido y lo lograrás!
Igual que las otras veces, mantén un ritmo en el que no te ahogues (debes poder hablar mientras corres) y lo lograrás.
Aprovecha todas las oportunidades de la vida diaria para hacer actividad física: subir las escaleras (evitar el ascensor), ir andando a comprar, usar la bicicleta para los desplazamientos, dar paseos, etc.
Tendrás que correr 30 minutos sin parar. No empieces demasiado rápido, mantente a un ritmo en el que no te ahogues y lo conseguirás.